Bromas sexuales

Hasta dónde se puede llevar una broma es algo que siempre puede ocasionar fricciones. Yo sostengo que una broma es tal cuando la “víctima” también se ríe, y es un criterio con el que no me ha ido mal.

Hacer humor de determinados temas es siempre delicado, y al final no es tan difícil meter la pata. Esto es lo que parece haber pasado en “Sé lo que hicisteis…”, hace unos días según nos cuenta Elías, quién nos hace una primera descripción de la escena que a mí me recordó mucho al humor de Benny Hill, que dicho sea de paso, nunca me hizo demasiada gracia.

Pero la cuestión es que es falseó esa escena para que resultara una “violación en broma” de un hombre a una mujer, cuando en realidad la escena había sido entre dos hombres, para preguntarse posteriormente si eso era más admisible.

Y yo voy aún más lejos: ¿y si la violación en broma hubiera sido a un niño? A fin de cuentas también un tema muy de actualidad dada las últimas detenciones por pornografía infantil que han saltado a los medios de comunicación.

Más de uno se habrá llevado las manos a la cabeza sólo de pensar que alguien pudiera grabar una broma en ese sentido, y con toda la razón.

Hace un año di una conferencia en la que mostraba este vídeo humorístico de 1991 sobre los malos tratos, como ejemplo de la espectacularización de la información:

Ni que decir tiene que la reacción del público fue de rechazo absoluto entre la audiencia. Y la razón es porque en estos dieciséis años transcurrido es que hoy tenemos una mayor conciencia social sobre la gravedad del problema.

¿Cuántos años tiene que pasar aún para que una violación en ningún caso nos parezca divertida?

6 comentarios en «Bromas sexuales»

  1. bah, no es para tanto. si lo hubiera visto seguramente me hubiera hecho gracia.
    no me habría hecho gracia si lo hubiera visto en el telediario.
    como tampoco me hace gracia ver gente matándose en el telediario, pero sí en el GTA vice city.

  2. me hace mucha gracia cada vez que homer estrangula a bart y a bart se le salen los ojos de las órbitas.
    receta para la normalidad:
    – distinguir realidad de fantasía.
    – no ser mojigato con la sexualidad.

  3. En mi artículo yo intentaba que se prestara atención a un aspecto en concreto, y parece que no se ha hecho. Veamos:
    A mí, en principio, la cosa no me pareció demasiado salvaje. Con mis amigos a veces también bromeo con el típico asunto de “recógeme la pastilla de jabón” y tal y cual.
    Lo que pedía es que intentásemos ver la cosa desde otro punto de vista: si es aceptable esa broma, que consiste en que a un hombre lo violan, ¿no sería igual de aceptable la misma broma si la víctima fuera una mujer? Ahí es donde está el quid de la cuestión.
    Si nos hace gracia en un caso, debería también hacernos gracia en el otro.

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